Ahora existe un nuevo método que permitirá descubrir si existe vida en otros planetas, de una manera más precisa y sencilla.

Joshua Krissanen – Totton, autor del estudio, de la Universidad de Washington, indica que no sólo hay que quedarse con el análisis de la existencia de oxígeno, aunque sea una buena estrategia ya que no se puede generar el oxígeno sin vida. La idea de aplicar y valorar otras opciones “incluso si la vida es común en el cosmos, no sabemos si es la vida la que produce oxígeno, dado que la bioquímica de la producción de oxígeno es muy compleja”.

La investigación presenta una combinación de gases entre el metano más dióxido de carbono, menos monóxido de carbono, que puede evidenciar representación de vida; por lo que los investigadores indican que se necesita buscar gran cantidad de metano y carbono en un planeta con agua líquida en su superficie en combinación con la ausencia en menor grado de monóxido de carbono, lo que significa “un signo de vida convincente”.

“La vida que hace metano utiliza un metabolismo simple, es omnipresente y ha existido durante gran parte de la historia de la Tierra”. “Es fácil de hacer, así que potencialmente es más común que la rama del oxígeno produciendo vida”, indica Krissanen – Totton.

Este nuevo método analiza todas las maneras en las que un planeta puede llegar a producir metano y lo difícil que sería hacerlo en grandes cantidades en un territorio de características similares a la Tierra sin ningún organismo vivo. Una forma es a partir de impactos de asteroides, desgasificación del interior del planeta y reacciones entre rocas y agua.

Detectar dicha combinación de gases en la atmósfera es factible gracias al telescopio de la NASA, James Webb Space Telescope. Si contiene dichos gases es muy probable que exista vida en dicho planeta.

“Tienes unos niveles extremos de oxidación. Y es difícil hacer eso a través de proceses no-biológicos sin producir monóxido de carbono”, explicó Krissanen – Totton.

Esther R.

Dos exoplanetas en el sistema TRAPPIST – 1 por la excentricidad de sus órbitas y el consiguiente calentamiento mareal, tienen más posibilidades de ser habitables. Este sistema genera un gran interés de los científicos, ya que parece estar compuesto de siete planetas cercanos al tamaño de la Tierra.

«Debido a que la estrella TRAPPIST-1 es muy vieja y oscura, las superficies de los planetas tienen temperaturas relativamente frías según los estándares planetarios, que van desde 400 grados Kelvin, que es más fría que Venus, hasta 167 grados Kelvin, que es más frío que los polos de la Tierra», dijo Amy Barr del Planetary Science Institute a través de un comunicado, y de acuerdo a un estudio publicado en Astronomy & Astrophysics, del cual forma parte, conjuntamente con Vera Dobos y Laszlo L. Kiss.

Estos planetas orbitan muy cerca de la estrella con periodos orbitales de pocos días. Sus orbitan son excéntricas, no circulares, por lo que pueden experimentar un calentamiento por marea al igual que las lunas de Saturno y Júpiter.

«Suponiendo que los planetas están compuestos de hielo de agua, roca y hierro, determinamos cuánto de cada uno podría estar presente y cuán gruesas serían las diferentes capas. Debido a que las masas y los radios de los planetas no están muy bien restringidos, muestra toda la gama de posibles estructuras interiores y composiciones interiores», dijo Barr.

Los resultados indican que las estimaciones mejoradas de las masas de cada planeta, pueden determinar si cada uno tiene una cantidad significativa de agua.

Los planetas de este sistema fueron denominados por letras, siendo en este caso, los planetas “d” y “e” los más aptos de ser habitables por su temperatura superficial moderada, además de un moderado calentamiento por marea y sus flujos de calor son lo suficiente bajos para entrar en un estado de invernadero. Por su parte, el planeta “d” tiene un océano de agua global que lo cubre.

La investigación demostró que probablemente los planetas “b” y “c” tienen capas de rocas parcialmente fundidas.

Esther R.

Se ha identificado diferentes lugares en Marte donde la erosión ha dejado expuestos depósitos de agua helada, que comienzan entre uno y dos metros debajo de la superficie y que se puede extender a profundidades que pueden llegar a superar los 100 metros.

Debido a las bajas temperaturas de Marte ya se han identificado lugares en los que existe hielo de agua, donde también se puede helar el dióxido de carbono, pero son muchas las inquietudes que surgen sobre las capas que los forman, su pureza, grosos y extensión.

El Centro de Ciencias Astrogeológicas, de los Estados Unidos, realizo un estudio dirigido por Colin Dundas, a través de los datos de la nave espacial Mars Reconnaissance Orbiter, con la intensión de identificar ocho puntos donde la erosión ha creado pendientes escarpadas orientadas a los polos que dejan a la vista grandes cantidades de hielo bajo la superficie.

El estudio revela que el hielo está fuertemente unido, con capas definidas y donde se pueden entender los cambios de clima que ha experimentado Marte.

Los científicos piensan que, debido a la existencia de pocos cráteres en los lugares estudiados, el hielo debió formarse hace poco tiempo. Además, las imágenes tomadas durante tres años marcianos revelan la presencia de grandes fragmentos de roca que cayeron del hielo al ser erosionado, lo que supone para los investigadores que la superficie helada retrocede un par de milímetros cada verano.

En este sentido, los científicos consideran que es probable que el hielo cercano a la superficie sea más extenso de lo que se ha podido detectar, lo que puede ser determinando para conocer la existencia de vida en el planeta.

Marte es un planeta con bajas temperaturas, por ello muchas de sus zonas están cubiertas de hielo, pero una de las cosas que más ha llamado la atención de los científicos es que estos bloques de hielo se están derritiendo haciendo que el planeta tenga varios depósitos de agua helada. Por ello, las investigaciones con respecto al planeta rojo no paran.

Esther R.

La temperatura en Marte varía cada año marciano, y es un planeta más alejado al Sol con respecto a la Tierra. No tiene océanos por lo que el cambio en la circulación de los vientos bajo la delgada atmósfera de CO2 es mucho más abrupto, sin embargo, el clima es más repetible por lo tanto es más predecible.

El clima es Marte es más extremo, por estar más lejos del Sol el frío es mayor con una temperatura media de -63 grados. Las mínimas nocturnas pueden alcanzar fácilmente los -80 °C y las máximas diurnas, en el ecuador y en verano pueden superar los 20 grados.

Los días en Marte tienen una duración de 37 minutos más que los de la Tierra, pero el año marciano corresponde a 687 días.

Además de las temperaturas extremas hay que agregar las tormentas de polvo, que pueden durar semanas, incluso meses, con vientos de 150 kilómetros por hora, oscureciendo el cielo caso por completo.

Por su parte, en Venus tiene un clima mucho más hostil, ya que su distancia al Sol es menor y su densa atmósfera es 92 veces la de la Tierra. La concentración de CO2, más la presencia de ácido sulfúrico y sulfuroso, produce lluvias corrosivas y un gradiente de temperatura brusco que van de pocos grados Celsius en las capas superiores de la atmosfera hasta alcanzar los 462 grados en la superficie.

La atmosfera es densa, ya que está compuesta principalmente de dióxido de carbono, lo que genera una gran presión y atrapa el calor, mimetizando el efecto invernadero.

Los vientos en Venus son extremos, los mismos pueden alcanzar velocidades hasta de 360 kilómetros por hora en las capas más altas.

Si comparamos el clima de estos planetas con la Tierra, esta tiene un clima muy peculiar, ya sus temperaturas son cálidas en los trópicos y más frías hacia los polos; además de contar con un escudo que provee la presencia de un campo geomagnético que nos protege de dañinas radiaciones provenientes del espacio exterior.

Esther R.