La llegada a la Luna

La llegada a la Luna

20 de julio de 1969. Por las pantallas de los televisores conectados por mundovisión con el espacio, van a llegar imágenes de un sueño que se está convirtiendo en realidad: la conquista de la Luna.

Para el primer «alunizaje» de la historia se ha elegido un lugar situado en la parte centro-occidental del Mar de la Tranquilidad. Y es en este perdido «cráter» selenita, donde se encuentra el LEM con sus cómicas y largas patas de araña, desde donde se lleva a cabo el diálogo con la base de Houston, la «radiocrónica» de la conquista de la Luna.

Neil Armstrong ha descendido apenas sobre suelo lunar, ha dejado la primera huella y ha pronunciado, al descender de la escalerilla, la histórica frase (preparada, claro): «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gigantesco salto para toda la humanidad».

Aldrin fue el segundo astronauta en pisar suelo selenita. En un momento de la transmisión comenta: «Desde aquí se aprecia un panorama bellísimo. Es un poco parecido a algunos desiertos de los Estados Unidos». El diálogo continúa, naturalmente, hasta el momento de subir de nuevo a bordo. Han transcurrido más de catorce horas, todas utilizadas para realizar importantes experimentos y recoger muestras, cuando el LEM «Eagle», el águila, vuelve a su nido, al módulo de servicio «Columbia» en el que se ha quedado esperando Michael Collins.

La conquista de nuestro satélite natural fue la lógica conclusión de un programa iniciado en mayo de 1961, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos John Kennedy anunció la decisión del país de impulsar con todas sus fuerzas este proyecto.

Las etapas tecnológicas que hicieron posible la conquista de la Luna habían sido superadas aun antes de 1961, y fueron cubiertas por dos programas: «Mercury» y «Géminis». Iniciado en 1958, el proyecto «Mercury» era un programa terminado y, en el contexto de la empresa «Apolo-Luna», representó el primer paso para realizar un vehículo espacial capaz de llevar un hombre a la superficie selenita.

El segundo escalón, representado por el programa «Géminis», permitió llevar a cabo un vehiculo mucho más avanzado, capaz de transportar a dos hombres. Durante las 10 misiones «Géminis» enviadas al espacio entre marzo de 1965 y noviembre de 1966, los astronautas aprendieron a realizar actividades extra-vehiculares, a efectuar maniobras de «rendez-vous» en órbita y a llevar a cabo experimentos científicos limitados.

La verdadera prueba de que el hombre podía soportar la ausencia de gravedad, sin efectos negativos durante un período suficiente que permitiera realizar el viaje Tierra-Luna, surge de la misión «Géminis 7» que se prolongó catorce dias: del 4 al 18 de diciembre de 1.965.

El proyecto Apolo siguió llevando astronautas a la Luna hasta que fue abandonado, después del Apolo 17, por razones económicas.

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