Marte el planeta que más se parece a la Tierra

Marte el planeta que más se parece a la Tierra

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En muchos aspectos Marte es un planeta parecido o que se ha parecido al nuestro: tiene estaciones, un día de algo más de 24 horas de duración, posee atmósfera, aunque muy tenue, y casquetes de hielo polares, aunque básicamente compuestos de dióxido de carbono congelado.

Además Marte posee dos satélites naturales: descubiertos en 1877 por Asaph Hall, que los llamó Fobos (miedo) y Deimos (pánico) haciendo de nuevo referencia al Dios de la Guerra que da nombre al planeta. El tamaño de estas lunas – Fobos tiene unos 22 km de diámetro y Deimos unos 12 – han inducido a algunos astrónomos a sugerir que podrían ser asteroides capturados por Marte.

Las Lunas de Marte, al igual que nuestra Luna, presentan rotación síncrona, esto es, períodos rotacionales iguales a sus períodos orbitales, por lo que siempre apuntan la misma cara hacia Marte. Fobos está muy cerca de Marte y su órbita decae gradualmente, de manera que pasa más cerca del planeta con cada órbita. Los astrónomos estiman que Fobos puede caer a la superficie marciana algún día en los próximo 100 millones de años. Deimos está en una órbita más distante y por el contrario, se aleja gradualmente del planeta. Además, ambos satélites están compuestos probablemente de un material de condrita carbonosa. Ésta es una substancia primitiva que incluye muchos de los primeros materiales precipitados fuera de la nebulosa solar durante la creación del Sistema Solar hallándose presente en muchos satélites, asteroides y meteoritos.

Marte es un pequeño planeta rocoso con un la mitad de diámetro que el de la Tierra y con tan sólo un 10% de la masa terrestre. Es el cuarto planeta en orden de alejamiento al Sol y gira a 227,94 millones de kilómetros del astro Rey (1,52369 Unidades Astronómicas).

Su nombre proviene de la mitología griega: Ares, el dios de la guerra, llamado Marte por los romanos. Esta circunstancia debió ser estimulada por su visible color rojo en el cielo, el cual es debido al alto contenido de óxidos de hierro en su superficie: una gran cantidad de hierro en su superficie reaccionó hace mucho tiempo con el poco oxígeno de su fina atmósfera, oxidándose.

A pesar que el planeta Marte tiene un tamaño similar a la mitad de la Tierra, sus accidentes topográficos son mucho mayores. En este sentido el rasgo más destacado del hemisferio norte es una gran cadena volcánica llamada cordillera de Tharsis, con cuatro volcanes enormes. El mayor, es el Monte Olimpo, un enorme volcán, ya extinto, que posee una altura de 24 Km (tres veces más alto que el monte Everest, en la Tierra) y un diámetro de 550 Km, siendo el más grande del Sistema Solar y que podría cubrir el estado de Arizona, EEUU, en su totalidad. Al este de la cordillera de Tharsis y justo bajo el ecuador de Marte hay una gran hendidura superficial, el ‘Gran Cañón de Marte’, llamado con más propiedad Valles Marineris (en honor a la sonda Mariner 9, que lo descubrió). Se trata de un gigantesco cañon de unos 4.000 Km de largo, 600 Km de anchura y una profundidad máxima de 7 Km, el cual cubre una distancia equivalente a la distancia entre Nueva York y Los Angeles, EEUU. En la Tierra lo más parecido que tenemos es el Gran Cañón del Colorado, en EE.UU., con sus comparativamente ‘ridículos’ 347 Km de longitud, 29 Km de anchura y 1.7 Km de profundidad máxima. Desde el punto de vista topográfico, el hemisferio norte del planeta es totalmente distinto al hemisferio sur. En el Norte, abundan las depresiones, llanuras y existen pocos cráteres. El Sur, por el contrario, posee grandes elevaciones y accidentes, con una gran abundancia de cráteres de impacto.

Aunque está ahora inactivo, Marte experimentó un período de actividad volcánica que llegó a su máxima expresión hace unos miles de millones de años. El Monte Olimpo se formó por ejemplo durante esta época y La Meseta Tharsis, donde se halla el Monte Olimpo, pudo haber sido formada por una elevación del material caliente del manto. Sin embargo, en la actualidad, el calor del núcleo de Marte, el cual alimentaba a sus volcanes, ya casi se ha extinguido, y la mayoría de su atmósfera se ha escapado al espacio o se ha congelado en su capa superficial.

Marte también posee casquetes polares constituidos por una mezcla de dióxido de carbono helado (‘hielo seco’) y agua congelada. Estos casquetes aparecen y desaparecen periódicamente siguiendo un ritmo de estaciones similar al terrestre -estas estaciones se deben, como en la Tierra, al hecho de que su eje de rotación está inclinado, en el caso de Marte, 25.2°-.una mezcla de dióxido de carbono helado («hielo seco») y agua congelada. Las nubes de su tenue atmósfera parecen estar compuestas de agua helada.

Y posee atmósfera, aunque poco densa: las mediciones con los instrumentos de las naves espaciales revelan que la atmósfera de Marte tiene una densidad menor de 1/100 comparada con la de la Tierra -ejerciendo por tanto aproximadamente 1/100 de la presión superficial que la atmósfera de la Tierra ejerce-. La atmósfera marciana está compuesta básicamente de dióxido de carbono, con trazas de nitrógeno, argón, monóxido de carbono e incluso ligeras muestras de oxígeno y vapor de agua; además, se ha detectado hidrógeno en la atmósfera superior. Se han detectado también nubes que parecen estar compuestas de agua helada.

Es imposible que en la actualidad exista agua líquida en la superficie marciana debido a las condiciones de su atmósfera: la presión atmosférica es demasiado baja como para mantener el agua en estado líquido. Sin embargo, podría encontrarse agua líquida bajo su superficie. De modo que el agua existe sólo como hielo depositado en los polos, quizás atrapada debajo de la superficie y como vapor en la atmósfera. De cualquier modo hay evidencia de que, en el pasado, las temperaturas pudieron haber sido más calurosas y la presión atmosférica más alta como para permitir la presencia de agua líquida. De hecho, hoy día, tras las exploraciones realizadas por la sonda Mars Global Surveyor, se sabe que actualmente no hay océanos de agua, pero se ha encontrado evidencia de la existencia en tiempos muy antiguos, de corrientes de agua que pudieron haber dado soporte a formas de vida primitiva, hoy probablemente extintas (muy explicativos a este respecto son por ejemplo los datos relativos a las regiones de Candor y los Polos Norte y Sur del planeta, en donde se observan deslaves y marcas ineludibles de corrientes de líquido).

Marte se ve azotado por gigantescas tormentas de polvo, las cuales impiden durante su duración que se pueda apreciar la superficie, otrora visible cuando la atmósfera se halla en calma. Estas tormentas forman además grandes dunas alrededor del planeta. Se han detectado además en su superficie ciclones con vientos que superan los 30 m/s. Un registro geológico de las tormentas y sus variaciones a lo largo de la vida del planeta debe estar conservado en las capas permanentes de polvo e hielo de los polos marcianos.

El característico color rojo de Marte causó que por muchos años la gente pensara que el planeta era muy caliente. En realidad, el clima de Marte es el de un desierto árido y frío.

Las temperaturas varían entre los -147° C y los 17° C. Esta considerable variación en las temperaturas diarias se debe a al descenso brusco de las temperaturas nocturnas ya que la tenue atmósfera apenas puede retener el calor del Sol. El promedio de la temperatura anual es de -55° C aunque en el verano el termómetro raramente sube a más de 0° C. En el invierno la temperatura baja lo suficiente para congelar el dióxido de carbono en los casquetes polares (-125° C).

Después de Venus, Marte es el planeta que más se acerca a la Tierra. En las oposiciones más favorables se nos aproxima a unos 56 millones de kilómetros y su luminosidad tiene una magnitud de -2,5, casi incluso como Júpiter. Pero en la mayoría de sus oposiciones, que se producen cada 26 meses, Marte queda mucho más lejos, por la excentricidad de su órbita elíptica en torno al Sol. Esta excentricidad desunifica las estaciones de Marte y es responsable también de las variaciones estacionales de temperatura de los hemisferios marcianos. El verano de su polo sur es más corto que el del norte, lo cual explica el distinto comportamiento de los casquetes polares. El del sur desaparece casi del todo en el verano meridional, mientras que el casquete del norte polar sigue siendo bastante grande, incluso en pleno verano septentrional.

En el programa Viking se estudió la química del suelo (por lo menos en las dos localizaciones de aterrizaje, Chryse y Utopía), comprobándose que estaba compuesto de óxido de silicio (45%), óxido de hierro (19%), magnesio, calcio, azufre (en una proporción > 100 veces a la de la Tierra), aluminio, cloro y titanio.

En el centro del planeta probablemente haya un pequeño núcleo de hierro o de sulfuro de hierro. Si Marte tiene un campo magnético, éste es tan débil que ningún instrumento ha podido descubrirlo.

A fines del siglo XIX los astrónomos empezaron a observar a este extraño planeta rojo con telescopios cada vez más potentes. En 1877, el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli informó de la existencia de unos ‘canales’ en su superficie. Los astrónomos observaron también la llamada ‘ola de oscurecimiento’, que barre Marte en la primavera. Esas observaciones sugirieron a muchas personas que Marte podría estar habitado por seres inteligentes. Uno de los más fervientes defensores de esa teoría en la década de los 90 fue el astrónomo estadounidense Percival Lowell, que construyó un observatorio en Arizona especialmente para estudiar minuciosamente Marte. En la actualidad, estas hipótesis de un ‘Marte habitado’ han sido refutadas: los canales son erosiones naturales del terreno dejadas por el correr del agua líquida que existió en el pasado del planeta, mientras que los oscurecimientos son las tormentas de polvo que azotan al planeta rojo.

Marte ha sido visitada y sobrevolada por más de una veintena de sondas y misiones no tripuladas: Las Mariner fueron las primeras en lograr enviar imágenes cercanas del planeta rojo – Mariner 4 la cual llegó a Marte el 14 de Julio de 1965, fue lanzada el 28 de Noviembre de 1964 y orbitó el planeta rojo hasta el 20 de Diciembre de 1967 -. También las Mariner 6 y 7 en 1969, sobrevolaron Marte y fotografiaron algunas regiones. Las sondas soviéticas Marte 3 y 4 hicieron lo propio en 1971. No fue hasta ese mismo año, cuando la Mariner 9 se convirtió en el primer satélite artificial de Marte y nos mostró con más detalle su superficie. Posteriormente siguieron las Viking 1 y 2, las cuales en 1976 enviaron nuevas imágenes de este planeta. En 1997 llegó la Pathfinder, la cual logró posarse sobre la superficie marciana y captar espectaculares fotografías de la roja superficie marciana. Dos misiones en esta odisea por alcanzar el planeta rojo fracasaron debido a errores humanos: una lanzada en los años 1988-89 por la extinta URSS (misión Phobos) y otra lanzada por los EE. UU. en 1993 (Mars Observers). Para los próximos años se tienen planificados unos 8 proyectos cuyo objetivo es este planeta e inclusive Rusia ha declarado su interés en colocar una misión tripulada antes del 2020. Estos mismos objetivos posee la Agencia Espacial Europea, quien también busca poner al hombre en Marte en el periodo próximo al 2020. Este objetivo se enmarca en un plan aún más general denominado Programa Aurora para la exploración del Sistema Solar.

En definitiva pues, Marte es doblemente interesante: Por un lado, es posible que Marte tuviera en el pasado una atmósfera parecida a la de La Tierra, y es casi seguro que el agua cubrió su superficie, en ríos, lagos y quizá pequeños mares albergando quizá alguna forma de vida que, aunque extinta en la actualidad, puede haber dejado su impronta en los hielos o en el subsuelo marciano, revelando detalles acerca del origen de la vida en nuestro sistema solar, y en nuestro planeta. Y por otro lado, tenemos la inspiradora odisea de llevar el hombre a Marte, en lo que supondría un nuevo paso en la expansión del hombre en el Sistema Solar.

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